¿Qué contienen realmente los cubos de caldo industrial y por qué deberías moderar su uso?
Los cubos de caldo son un básico en muchas cocinas por su practicidad: basta disolver uno en agua caliente y en segundos tienes un caldo con sabor intenso que transforma cualquier platillo. Sin embargo, lo que muchos no saben es que estos pequeños cubos también pueden ser una fuente importante de sodio, grasas no saludables y aditivos.
🧂 Sodio en exceso
Uno de los principales componentes problemáticos de los cubos de caldo es el sodio. Algunos contienen entre 800 y 1000 mg por porción, lo que equivale al 40% o más de la cantidad diaria recomendada. Esto es especialmente riesgoso para personas con hipertensión arterial, enfermedades renales o quienes buscan reducir la sal en su dieta.
🧴 Grasas poco saludables
Muchos cubos incluyen grasas vegetales hidrogenadas o aceites refinados que no aportan valor nutricional y pueden afectar la salud cardiovascular. Incluso aquellos etiquetados como “light” o “reducidos en sal” siguen incluyendo estas grasas en menor proporción.

🧪 Aditivos y conservadores
Además del sodio y las grasas, los cubos industriales suelen contener:
- Glutamato monosódico (MSG): potenciador de sabor controversial.
- Colorantes y saborizantes artificiales.
- Azúcares añadidos para balancear sabores.
🍲 ¿Qué puedes hacer? Alternativas más saludables
- Caldo casero: prepara un gran lote con vegetales, huesos o especias, congélalo en porciones pequeñas.
- Pasta de caldo casera: licúa ingredientes cocidos como cebolla, ajo, apio, zanahoria, hierbas y sal (opcional). Guarda en frascos en el refrigerador.
- Polvo casero de verduras: deshidrata vegetales y tritúralos para hacer un sazonador seco natural.
✅ Ventajas de hacerlo tú mismo:
- Controlas el contenido de sal y grasa.
- Evitas aditivos artificiales.
- Usas ingredientes frescos.
- Aporta más nutrientes reales.
- Tiene un sabor más auténtico y adaptable.
🧡 Conclusión:
Los cubos de caldo pueden ser útiles en momentos puntuales, pero no deberían ser la base diaria de tus comidas. Optar por alternativas caseras o naturales no solo mejora tu salud, también transforma tu relación con la comida. Tu cuerpo y tu paladar lo notarán.
