Puede parecer extraño pensar que un cuchillo más filoso es más seguro, pero los expertos en cocina coinciden: un cuchillo bien afilado no solo mejora tu desempeño al cocinar, sino que también protege tus manos.
Cuando un cuchillo pierde filo, necesitas aplicar más presión para cortar los alimentos. Eso hace que sea más fácil que el cuchillo se deslice de manera inesperada y cause un accidente. En cambio, un cuchillo afilado corta con precisión, permitiéndote tener un control total del movimiento.
Además, un buen filo no aplasta los alimentos, sino que los corta limpiamente. Esto conserva su textura, jugosidad y presentación. Por ejemplo, al cortar tomates o hierbas, notarás una gran diferencia: un cuchillo sin filo los maltrata, mientras que uno afilado los corta con suavidad.

Consejo profesional:
Afilalo regularmente con una piedra de afilar o una chaira, dependiendo del tipo de cuchillo que tengas. Y guárdalos correctamente: nunca los amontones en un cajón, ya que pueden perder filo o dañar otros utensilios. Lo ideal es usar un imán de pared o una base de madera.
Mantener tus cuchillos en buen estado no es solo una cuestión de eficiencia, sino de seguridad.
Un cuchillo afilado corta mejor, se controla mejor y, sobre todo… te mantiene a salvo. 🔪✨

